9.17.2009

Hogar, dulce hogar o The Cherry Boppers o los funkardos del franquismo

Extraño título, dirán ustedes. Qué se trae el marqués que combina la gimnasia con la magnesia, el ying con el yang, a Ortega con Gasset. Qué intrincada argucia podrá esconderse en ese oscuro mensaje.

Nada más sencillo que lo que a continuación trataré de exponer ante sus cerebros ayunos.

Summertime – Tony Ronald

Si el ritmo de don Ronald no fuera suficiente noticia diré que he cambiado la ubicación de la sede de mi marquesado sólo un poco. Digamos que descendí del otero de un humilde olimpo (un segundo piso) al llano donde el vulgo suda o padece frío y humedad.

Para muestra un vistazo.


Sin embargo, no todas son penurias en esta nueva locación. Tengo un flamante estudio-habitación:



y un magno viñedo ubicado en el centro de la franja del vino



Parte fundamental de que este proyecto resultara exitoso se la debo a mi compañero funkardo y ateneo consumado, Sir Walter Jim Milton Malone


En mi afán, pues, de acercarme a los padecimientos mundanos quise pintar mi palacete y este prohombre prestó su ayuda: pintó medio muro y tapó quince boquetes en la pared, hechos con certeros martillazos y alguna que otra broca furibunda.

Qué esfuerzo sobrehumano.

En fin, estuvimos pinta que te pintaré y puse a sonar la música, cansado del tarareo del Buscapies, otro de mis compañeros en esta aventura, al cual se le trabó la memoria y la trompa y sólo entonó un loop de una canción de Pedro Infante “este era un oso carpintero”, o algo parecido.



Escucha niña – Top Show

Nah mames. Qué ritmazo.

Y así pasaron las horas. Llegó la de la comida. Una mesa llena de suculentos platillos, a saber: chiles en nogada, pechugas a la cordon blue, frijoles con chorizo, tortillas, salsa verde y Coca, mucha Coca-Cola. Sobremesa breve y de vuelta a la brocha y el rodillo. De nuevo a los tormentos de subir y bajar el brazo con el absurdo propósito de propagar el color. Ah, pero qué hermosos resultados.

No, no, no – Los Pops

Rudy's in Love – Los Bravos

Perdóname – Las cuatro monedas

El sol es una droga – Los Kifers

Hablando de drogas (la última rola de esta selección), Buscapiés, cuyo trabajo hago notar como el de uno de los pintores más rápidos y callados que verse pueda, se prendó del tinner y de cuando en cuando miraba su obra y suspiraba como el poeta que deja un minuto la de ganso para releer un par de versos bien encabalgados, profundos, contundentes y con resonancia.

Más allá de los problemas del Buscapiés con las drogas. ¡Qué títulos de las rolas!, ¡qué nombres de las banda!. Los cuatro monedas, Los bravos, Los Pops: son de una ternura sobresaliente.

Tú lo tienes, mi amor – Los Go Go

Todos estos son conjuntos españoles que hicieron las delicias de mis paisanos (mis paisanos, sí, señores) que vivieron entre 1966 y 1976 y esta estupenda recopilación la ofrezco a sus impuras manos por cortesía del sello matritense, Vampisoul. Admirable esfuerzo que tiene dos volúmenes con el título de Sensacional Soul.

Cuando ya nuestras articulaciones no eran sino apéndices derrotados y dispuestos para la mutilación llegaron los bilbaínos del momento: The Cherry Boppers. Dueños de la una prendidés inusitada.

Black Lolita – The Cherry Boppers

Es muy in-te-re-shan-te cómo Madrid —por sus clubes, disqueras y artistas— se ha convertido en la capital del soul y el funk (para más información confróntese el siguiente manuscrito aquí). Exponentes como los que escuchamos, las cursis y feas —aunque con algún mérito musical— The Pepper Pots o el inconmensurable Gecko Turner son muestra de ello.

La pulguita – The Cherry Boppers

De igual forma —pensaba mientras tomábamos nuestro segundo aire— mi nuevo hogar se convierte en la capital del marquesismo, hace dos o tres años este lugar hubiera sido impensable. Sin entrar en detalles crematísticos: pensaba que mi destino era la indigencia. (Música de vagabundo, rolando por las calles de la Narvarte)

Blues de los colores – The Cherry Boppers

Recuerdo que por aquellos días tuve una conversación con el Malone en un balcón de la colonia Condesa, ambos pachecos. Yo tenía los días contados en casa, mi arrendador amenazaba con el desalojo, demanda por escrito…

— Tons ya valió madres en tu depa.
— Simón, Milton.
— Pero tienes ya local pa’ tu changarro.
— Ajá (tragote de chela).
— Pero (tanquezote de mota)…
— (El Marqués observa la ceniza encenderse en el porro)…
— Pero… tienes que vivir en algún lugar, debes tener un lugar para vivir.
(Risas de ambos)

Ahora, todo puesto en su lugar, acabada la mudanza. Este lugar, este palacete, esta etapa. Sólo se merecen dos pinches palabras:

NAH MAMES!

Watermelon Man – The Cherry Boppers

¡Música, maestro!



6 comentarios:

EL "LIC" dijo...

Lo que me sorprende es que te acuerdes exactamente de cuáles rolas pusistesss ese día. Yo le habría picado al shuffle de iTunes y a darle a la pintada... y al thinner también, como tu segunda cuchara: el buscaminas.

Y ps admito que yo falté ahí por culpa del vicio (pinche equis box), pero próximamente me dejaré caer por el cantón marqués, pa checar dato.

Julián Woodside dijo...

yeah! muy rica versión de Summertime! oh yeah!

Anónimo dijo...

Rifado ese Márquez-Marqués!! No cabe duda que las mudanzas son siempre una aventura que presenta los giros más extraños... este puente me enfrente a una estufa nueva, pero más que a la estufa fueron los cuatro pisos que tuve que subirla con la "ayuda" de mi dama jeje. Qué ritmo en el Hombre de las Sandías eh!!! Un abrazo caon.
El Rul

abi dijo...

Jajajaja que le hiciste a mi santuario!!!!!! que recuerdos :( Bueno, ya que... se le quiere, ahhhh por cierto sigo esperando aquellas finísimas traidas de Italia. See ya!

Ragazziano dijo...

Ah! le canton, le chanté, sueño de alcurnia cristalizado, es una pena que la Lady D no lo pueda conocer, ¿pero qué tal un Principe e Marquess di Iztapalpa?
Grandes bandas en este post, tanto la sonora como la fraterna funkardiana; no ha mucho escuchando también a los Sweet Vandals y el estilo de la Mayka, tsss.
¡Salute e congratulazzioni ragazzianas!

Jim Milton Malone dijo...

¡No le permito!

Naturalmente, niego haber consumido sustancias enervantes en un balcón.

¿Estás loco, Marqués? El toque podría haber caído al vacío, provocando un terrible malviaje. O uno de esos accesos interminables de risa pacheca.

[Según yo, ambos salimos al balcón a chelear, pero se comprende la necesidad de glamorizar tan trivial anécdota.]

Tampoco recuerdo esa conversación, aunque parece factible que se haya producido. Después de todo, es una verdad evidente que todos necesitamos un sitio en el cual vivir, cuantimás un marqués.

Lo que sí recuerdo de esa ocasión, y lo recuerdo como si fuera ayer, es al Giliño entrando en un estado de pánico, mesándose los chinos, ante el prospecto de una sequía mundial en el corto plazo, diciendo una y otra vez: "¿Doce años? ¡Nooo maaaameeees!"

Enhorabuena por el nuevo lugar.

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