11.23.2009

Sampleos




¿Han visto Planet Terror de Robert Rodríguez? Bueno, pus la nenorra que tiene una pierna de metralleta (misma que se dispara con la mente) enumera a lo largo de la película varios de sus talentos inútiles, comenzando por el de manejar el arte de bailar en el tubo.

Bueno pues, uno de mis talentos inútiles es el de detectar sampleos. ¿Que qué es eso de sampleo? Está bien dedicaré un parrafito que luego será corregido y aumentado por algún visitante que confunda este espacio lúdico y vivencial con Wikipedia.

Aproximadamente en 1979, John Walter Sample descubrió que no siempre los rayones en la superficie del vinilo son terribles tragedias. A veces son milagrosos accidentes. La leyenda dice que mister Sample se sorprendió a sí mismo haciendo unos gestos raperos
avant la lettre cuando escuchó esto tan, pero tan famoso (claro, sin el intro, ni las rimas):

It takes two – Bob Base & Ez Rock

En realidad estaba escuchando esto, mmmm… déjenme ver… en el minuto uno con 21 segundos hasta el 1,24.

Think (About it) – Lyn Collins

Así es, tres segundos cambiaron la vida de este hombre radicado en Nueva Vinyl, Los Ángeles. J. W. Sample era, contra lo que pueden pensar, un chico blanco, de tacuche, con cabello envaselinado. Y el arte de cortar segmentos de rola y colocarlos donde mejor le parezca al dejota llamose, en memoria de este ilustre y muchas veces olvidado personaje: Sampleo. Un homenaje, pues, a John Walter Sample, descubridor por antonomasia, padre del beat, abuelo del hip hop y prócer del minimalismo secuencial o la sinécdoque regeneradora (wwwóooourale, che Marqués).



Ya entendieron de qué se trata: cachitos de rolas puestos una y otra vez. Pues eso que parece (y es) tan simple me resulta fascinante. No el hecho de que se repita un ruido (cosa que me convertiría en un pendejo); ¡No, señor! Me gusta el hallazgo, el ruido novedoso, el fragmento que hace un nuevo ritmo o que encaja perfectamente en una melodía.

Varias veces he descubierto tonadas familiares dentro de alguna canción y ahí ando pensando: “¿Qué rola es? ¡¿Qué rola es?! ¡¡¿Qué rola es, chingada madre?!!”. Es una compulsión. Digo… tampoco me ocurre muy seguido, no conozco tantas canciones, como para decir que soy un vergas en el asunto, pero pus luego me pasa y lo disfruto mucho.

¿Que eso a ustedes qué les importa? Bueno, no sé. ¡Ya, perdón!

Esta clase de rarezas me han costado varias de las caras de “Ah qué güeva me das” que he recibido por parte del género femenino. De hecho no recuerdo más que un ejemplo en que pude ver un brillo en los ojos, similar al que —supongo— despiden mis lentes de contacto al encontrar una de estas coincidencias y gritar: ¡Síciertooooo es la rola _____ de ______!

En fin, poco más que decir, sino confesar que en la mayoría de los casos disfruto ambas versiones de igual forma. Claro que existen sus excepciones, para las cuales hay una sección aparte: buena rola original y un pésimo sampleo. Casos éstos en los que dices: “Ah qué poca madre, qué le hicieron a mi rola”.

Escuchen y comparen y comparen. (Se puede pausar y adelantar en el casetito ese)


Una de las primeras rolas que escuché asiduamente (la de Portishead) y mucho después conocí la rola original, luego de una profunda búsqueda:

Issac Hayes - Ike's Rap II

Portishead - Glory Box
Tricky - Hell is round the corner


Una de mis bandas favoritas y una de mis rolas preferidas (Jurassic five y “No time for jokes”) encuentran acomodo en una sola rola, de los desconocidísimos Pleasure Web:

Music Man Pt 2 - Pleasure Web

No time for joyes – Percce P (Feat Chali 2na)
Jayou – Jurassic five

Un ejemplo latinoamericano con los chilenos de Makiza:

Light My Fire - Shirley Bassey
En paro - Makiza

Excelente soul de Quincy Jones, obra maestra hecha pedazos:

Summer In The City - Quincy Jones
Passing Me By - The Pharcyde


Uno de mis descubrimientos más queridos, ¡el Príncipe del Rap está en la casa!

Love Hangover - Ike and Tina Turner (lo que se usa para samplearse comienza en el minuto 2,44)
Freaking it - Will Smith

Que Herbie Hancock no hizo nada más que “Rock it” (me lo han dicho, no es mamada) pues ahí tienen, putos (los que dicen eso, ustedes no).

Cantaloupe Island – Herbie Hancock
Cantaloop - US3

¡Uf! Súper Dimitri from Paris:

Expansions - Lonnie Liston Smith
Talkin' All that jazz - Dimitri from paris

Ahí, el sombra, haciendo lo propio:

People Make The World Go Round - The Stylistics
Shawn Lake - Dj shadow / Blackalicious

Pero, como siempre, el Químico del Corte llega y le da en su madre con esta rola de Natalio Reyes Colás:

Day in, day out – Nat King Cole
Day in, day out – Cut Chemist

Aquí sí se pasaron de verga los pinches nacos de Massive, pasan a desgraciar esta que considero la mejor rola de su género:

Be Thankful For What You Got - William DeVaughn
Be Thankful For What You Got - Massive Attack

Finalmente y para despedirme, Lo mejor de Massive attack y lo inusitado de estos güeyes que conocí hace un par de días.

Sneakin' In The Back - Tom Scott & The LA Express

Blue Lines - Massive attack

11.19.2009

¡Tira ya del gatillo, imbécil!

Llegará el momento. Todos vamos pa’lla, claro, el asunto es cuándo, cómo y dónde. Me di cuenta hace poco que me va a cargar el payaso, que me voy a petatear, porque se me han venido de pronto un montón de recuerdos, bueno, pensaba cómo sería.
Hay quienes aseguran que al estar a punto de irse de este planeta súbitamente y sin boleto de regreso, pasa frente a uno toda la película, en Beta, DVD, HD, Technicolor, Blue Ray, o el formato que sea, pero se ve completita, mmm, no sé, todo es tan rápido que apenas si tienes tiempo de recordar gran cosa, el frío que te recorre la espina dorsal bífida (como la mía) es cabrón, se te encoge el miringo, se te acalambra el escafoides, como que se te descuajaringa el esternocleidomastoideo, parece que un mapache se te resbala por la espalda, tragas saliva como náufrago, sientes la cabeza como puercoespín, pelas los ojos a todo lo que dan, ves la foto, y ya: venga lo que venga.
Me hierve el buche con el típico cliché gabacho, séase en libros, en películas o en otro medio, el personaje central dándose el lujo de dialogar con su interlocutor-ejecutor: “…nunca pensaste que tus días acabarían así, ¿verdad bastardo?”, “es inútil, nunca lo entenderías, ¡tira ya del gatillo , imbécil! …”, o cualquier otra jalada que hayan ustedes visto o leído. En la vida real, puede que el asunto difiera “uuun poquito”; una vez que pasó el episodio, ahí sí pa’ que veas, una a una, muchas imágenes, con el corazón a full, palpitante, tratando de respirar hondo y que baje el ritmo bacardiaco, te cambias el Pampers y… uff, ¡la libré!, si es que atinas a hablar. Personas, cosas, situaciones, de todo un poco en el desfile.
Aunque, viéndolo bien -con calmita y nos la amanecemos-, no es que esté deseando o afirmando que me voy a Morelia en fa, sino que de ver tantos flashbacks recientes en mi cabeza y de verme invadido de una espantosa y perezosa melancolía, de esa nostalgia que nos habla de lo que ya marchó, de lo que fue, de lo que ya no volverá a ser, incluso del futuro tan egoísta, que no da chance a ver, digo, ‘pos me dio por revisar mi cuaderno.
Ya encarrerado, pienso también en los que se adelantaron, en los cercanos, en los lejanos, en los ni tan lejanos ni tan cercanos, sino todo lo contrario, diría el político. Álbumes con fotografías borrosas que nunca llegaron a tomarse, Néstor, por ejemplo, a sus siete abriles en una calle de la polvorienta Santa Cruz Meyehualco, sujetándome las manos por mi espalda y diciéndome: “uno, dos, tres, ¿te rindes?, para luego pasar su brazo sobre mi hombro, echar a andar, darme un jab cortito en el estómago, y sonreírme como Topo Gigio, sí, así como lo llamábamos en casa.
La imagen de Don Panchito también, a sus setenta y tantos otoños, atendía las jocosas voces que llegaban a los vestidores para hombres del Deportivo de Hacienda a su cargo, que conforme iban entrando gritaban, respondiendo y preguntando de inmediato para sí y para deleite de toda la porra: ¡Panchitooo!, ¡güeeey!, ¿quién fue el güey Panchito?, y Panchito sólo atinaba a reir y señalar con su índice al primer cristiano que asomara la cabeza entre los lockers.
De igual forma, Lalo Limón corriendo exhausto junto al Ragazziano en pleno kilómetro quince del Medio Maratón de Coatzacoalcos, qué calor, ya no aguanto, voy a “reventar”, nada, no te detengas, aunque sea trotando, pero llegamos, ¿seguro?, ¿no te adelantas?, no’mbre, toma, suero y un dulce, ¿va?, sí, sí la hacemos.
Decidí guardar el View-Master, y olvidarme de tantas patrañas que la vida te pone antes de colgar el tacuche. Lo que sé de verdad es que, el que (se) muere, desgraciadamente ya no cuenta en el mundo de los vivos, sólo los llamamos para recordarles de vez en vez y olvidarles la mayor parte del tiempo; los que quedamos en este mundo, estamos pa’l desmadre y pa’ jodernos unos a otros en su más amplia, desmadrosa y jodida expresión, porque así como va el asunto, no lo veo de otra forma, bueno, al menos que aparezcan con más frecuencia gente como El Jaibo y Llorca, entre otros.
Una de esas tardes recientes en las que pretendía yo apantallar al Jaibo, con material variado, que si Piazzolla, que si el funk, que si la Disco, y pa’ pronto, con una diplomacia que todavía no atraviesa mi esófago, casi como mandándome a Timbuctú o Mengambronia con todo y mis tiliches, El Jaibo me muestra la lap, terminando de bajar un disco de la web, listo, le pusha a la cosa esa, y se escucha esto:
The novel sound

Seguido de:
True to me

My precius thing

De otro disco:
Insatiable

De la lista personal llorquiana:
All we ever have

Veeen, ya lo decía yo, esto me ha sucedido en otras ocasiones, estaba alucinando barato (como es costumbre), no estoy pensando en pelarme de casquete corto todavía, únicamente esperaba el click, el pretexto para estar de vuelta –y de qué manera, caramba-; ahora sí, me apresto a revivir con la música de este prodigioso sampleador de la France, nomás pa’ contradecir al Marqués y a mí mismo, porque, ciertamente algo huele mal en esta vida, pero no vamos a negarlo, hay aromas que te devuelven la fe …y te salvan “por un pelito”.




Colgando el tacuche



Petateándose



A Morelia








11.09.2009

Promesa pubertiana, y las finas artes del bistec y el aprensado

“…A la era Discoteque se le ha etiquetado como La época rosada, La era pipiris nice, o mariguanadas por el estilo, pareciera, como si en esos tiempos todo se centrara en un mundo amanerado o jotolón, para nada amiguito, aparte de la música y el dance, había que rifársela como ameritaba la ocasión, el mundo ha sido siempre mundo desde ‘nantes: el pez grande y lo que le sigue; que yo recuerde, nunca dejaron de circular mota, chemo, chupe, chavas, y madrazos de a montón”./Ragazziano en amena charla con un detractor.


Parado en el medio del camino, es decir, en plena calle, en los setenta, ¿qué habrá pasado por la cabeza de un chavo de escasas trece primaveras veraniegas, para llevársela entonces como hasta hoy? El mayor de la prole, flacucho, inquieto, rebeldón, pelos necios, desapegado, visionario, amigo, desmadroso, hambriento (de afectos); Beto, El Secoman, lo tenía bien claro: “nada ni nadie va a controlar mi vida”, …órale puesn.
¡Mira lo que tenía guardado mi tía Pachita!, ¿quéseso?, ¡un toca-toca!, tsss ¿a poco?, terminé preguntando. El artefacto venía en forma de velís, primorosamente cuidado; abrir, retirar la tapa, extraer dos bafles pequeños, conectarlo, y ya’sta, a reproducir los fabulosos sonidos de Earth, Wind & Fire, Donna Summer, James Brown, Van Mc Coy, AKB, Love & Kisses, Madleen Kane, Silver Convention …uff, lo que rifaba en la era Discotheque, del Bumpin’, Boogie, Funk, del Hustle, de la etapa dorada del LP.
El toca-toca y sus sonidos



Try it out
Un par de añejos más que El Seco no impidieron contagiarme de aquella fiebre discotequera. Primero fue el toca-toca, luego vino la invasión a la casona de la tía Pachita y demás hermanas solteronas. Beto se encargó de convencerles para organizar una tocadita con los cuates de la cuadra, incluidas las carnalas y primas de los invitados. Me volé un par de series de navidad de mi casa, habría que meter los foquitos en una tripa de manguera transparente, obvio, sin las estrellas de plástico que los cubrían, probarlos en secuencia, conseguir un frasco de Nivea vacío, para dar un toque fosforecente al cuartucho improvisado como pista Disco. El Beto, por su parte, a conseguir los inches espejitos miniatura, para pegarlos en la bola de unicel, crear la esfera Discoteque, armar los cajones de focos spot de colores y estrobos, con su respectivo “mando de control”, o sea, una cajita de madera, con varios contactos para timbre, siempre operada hábilmente para llevar el ritmo de cada rola: toda la parafernalia para el toquín, y “a darle al chancleteo en la pista de siete colores” (Mario Vargas –exWFM- dixit).
Dance & dense más dance
Swearin’ to god
No conforme con el éxito obtenido en la célebre tocada, después de haber impresionado, sobre todo, a las respetables asistentes, eso no podía quedarse así, a poner cara de circunstancia con las tías: ándale ¿sí?, ¿síííí?, ¡graacias tía!, sí, yo cuido todo, no pasa nada; y así, un par de tocadas más, batiendo records de asistencia, unos veinte morrillos enclaustrados en un cuarto de 4x5, moviendo el esternón de manera frenética por lapso de unas tres horas, para cerrar luego románticamente con rolitas al estilo Reasons/Earth, Wind & Fire, We reunited/Peaches & Herb, You’re my everything/Santa Esmeralda, etc etc –se vale un tierno ¡aaaah!-. Era cuestión de tiempo, surgiría “La Mansión Romántica”, Sonido Briyus, y el respectivo business de alquilarse para fiestas y eventos “de toda ocasión”.
Frenéticamente
Over night sensation
Cuando nos veíamos por los rumbos de la siempre efervescente Glorieta de Insurgentes, Beto y yo, nos pasábamos horas y más horas checando el material en Discos Zorba y Discos Briyus, ambas, frente a frente en la calle de Génova, claro está, después de fingir demencia (cada cual) un rato en las escuelas express de cómputo del rumbo. Cosa más curiosa vendría, el Seco adoptó –por no decir se fusiló- el célebre Briyus Sound de la tienda de enfrente, tiempo después, yo sería llamado a formar parte de las filas del Zorba Sound como DJ de cabecera; aquello no obstó para seguir en la simbiosis discotequera y con el próspero negocio en la Mansión Romántica.
Pisando ya terrenos empresariales, el Seco creó una modesta industria de hacer billetes, jubiló el toca-toca y adquirió: equipo de sonido robusto, cajas de luces, cámaras de humo, satélites, cañones, viniles al por mayor, también, nos dimos a la tarea de diseñar fliers y carteles, hasta llegar a la compra-venta de chupe, cigarros, dulces, chicles, chocolatessn …para “pasar chido el momento Disco”.
A Disco moment
Forget it

A new toca-toca & a RagaDJzziano

Briyus y Zorba Sounds, sin tanto proponérselo, abrieron brecha para gente del medio como los Winners, Soundset, Dollar’s, y por qué no, al mismísimo PolyMarchs. Había que acudir a la Mansión Romántica, al Salón de Eventos de la Infona Iztacalco, al Musart en la Tlacotal, al Salón de los Espejos en Coyuya, a vivir, gozar y comprobar la música “para sensibilidades más allá de lo convencional” (de nuevo MV dixit), digo, porque sólo teniendo un headhunter ragazziano -ejem, ejem- en la selección de lo distintivo y más avanzado del momento, se podría generar la legión briyusiana de seguidores, a tal grado, que a unos cuantos kilómetros luz de distancia, la fanaticada ha acudido a las convocatorias del Seco y sus andadas Disco.
A la llegada del Breakdance, el High Energy, el Jackson en su mero mole, además de que la cumbia y la salsa andaban pegando con tubo también, el asunto vino a menos con la disyuntiva: mmm, le entramos ¿u qué?, naaa. Actualmente, con un enviudamiento y un divorcio a cuestas, felizmente, el Beto es “cirujano inglés”, vaya, es tablajero, carnicero pues, se da tiempo para meterle a las finas artes del bistec y el aprensado, pero eso sí, fiel a su promesa pubertiana, conservando en todo momento, la imperecedera afición de pincharle a los viniles, así como la de dedicar rolas a diestra y siniestra al son de: “para todos los que quieren y aman la música Disco Disco Disco, y esto que nos dice dice dice: ¡Fire on the ground con el Secoman man man!”.
Pump up the volume
I wanna dance with Choo
Moskow Disco
La Mansión Romántica presenta:

11.06.2009

Tornamesismo


Rock it – Herbie Hancock

GrandMixer DST fue quien inició esta bonita tradición de probar la resistencia de un vinil ante el manoseo y el furibundo roce de la aguja. Sobre todo inauguró a la tornamesa como instrumento musical. Imagino al güey que nomás ponía discos y de pronto su mano resbala sobre el disco y oye un rasguido violento, un sudor frío recorre su cuerpo y dice —o piensa—: “Yaaaa valió madres mi disco”. Lo demás es experimento, perfeccionamiento, pericia al fin.

“Rockit” no sólo da el banderazo de lo que se acaba de mencionar, ¡nooooo, señor! Abre la puerta a los bi bois, los emcís, los rapers; integra a los grafiteros; y, sin ir más lejos, inicia el género más influyente de los últimos 15 años.

White Lines – Grandmaster Flash

Luego han pasado muchísimas cosas en el tornamesismo. Sí, desfilaron muchos y muy grades dejotas: Grandmaster flash, Qbert, Mixmaster Mike, DJ Jam Master Jay, DJ Jazzy Jeff (el compa de Will Smith en el Príncipe del Rap), son sólo poquísimos ejemplos.

Giving Up The Ghost – DJ Shadow

Muchas cosas más sucederán en este “nuevo arte” de rayar el disco. Pero resulta que ustedes están leyendo al Marqués de la Narvarte y éste tiene una sesgada y muy subjetiva opinión en tan peliagudo asunto.

Por tanto, toca el turno al innovador, al coyuntural dejota Shadow. El mismo que con su Endtroducing dejó pendejo a más de uno. Sí el güey está muy cabrón; sí, tiene una gran colección de viniles; sí, sacó la reedición de J.C. Davis; sí, lo que ustedes quieran… pero el güey no tiene fuego (reconocimiento aparte al feligrés por sus lecciones). El Sombra (Shadow). Es talentoso como el que más, ostenta técnica, pericia, ritmo, beats… pero no tiene sabrosura; no posee la fiesta desenfadada.

Six Days – DJ Shadow

No lo tiene, qué quieren que yo haga. Lo posee cuando aparece junto a el Químico del corte, el más grande de los dejotas de la tierra. Cut Chemist y su gran legado (Jurassic 5 de la mano de otro gran dejota: Numark) resultan un antes y un después —ahora sí y sin lugar a dudas— del tornamesismo. Él puede realizar piezas como las del Sombra, sí.

The Garden – Cut Chemist

Pero lo suyo es el cotorreo, la fiesta. De hecho los mejores momentos del Sombra siempre, repito, siempre, están acompañados del Químico. Es la mezcla (valga la expresión, tratándose de mixes) de la perfección en la destreza y la genialidad de la improvisación cínica. (Para muestra de esto consúltese el documental de The Hard Sell disponible para su descarga aquí. OJO: son cinco partes, está de güeva, por eso no lo subí). Con el Químico siempre hay que esperar sorpresas cábulas.

Swing set – Cut Chemist / DJ Numark

Lo mejor del Químico, según yo, está contenido en una sesión de 28.07 segundos de calor y genialidad en la mezcla que se editó con el nombre de The Litmus Test. Sin embargo creo que habría que conocer un poco, al menos su pasado con Jurassic 5, para comprender cabalmente este material. (De nuevo lo ofrezco a la descarga para quien tenga curiosidad, aquí).

Un parrafito merece el Madlib y su monumental Shades Of Blue Note. Disco en el que el cabrón este se mete a los archivos de esta gran disquera (Blue Note) y hace lo que se le antoja con ellos.

¿Cómo le hace? Quién sabe. Pero en ningún momento se advierte la mano del dejota, parece una pieza original.

Song For My Father – Madlib

Ya que hablamos de swing hay que tomar en cuenta al Kid Koala, dueño de un encanto muy particular y a cuenta gotas. Si bien su carrera es prolífica. Hay poco sobresaliente, pero, eso sí, muy sobresaliente en este güey con cara de Korky Tacher.

Decíamos de la tornamesa como instrumento musical, y hemos escuchado pruebas fehacientes de ello. Bueno, mister Kid Koala, aka Korky, tiene rolas que van desde lo melancólico:

Koala’s lament – Kid Koala

Pasando por lo rítmico:

More dance music – Kid Koala

Lo roquero:

Robbing Banks (Doin' Time) – Kid Koala

Hasta llegar a la composición, a la materialización de una chingada máquina como instrumento de una jazz band. Koala llega —y nadie que yo haya escuchado se acerca— al puro jazz puro:

Skanky Panky (Live) – Kid Koala

No existe un mejor ejemplo que tenga yo a la mano para demostrarles que un disco y su reproductor resulten equivalentes a la trompeta de la que tanto habla Malone.

Existen para el compositor un sinfín de sonidos que pueden ser utilizados para el arreglo de una pieza. La diferencia estriba en que los fragmentos sonoros de los que hace uso el dejota son del dominio público, del catálogo de Billboard.

Un músico “tradicional” utiliza los registros contemplados por cualquier otro autor para crear su propio sonido. El dejota usa sólo unos segundos o nanosegundos de una rola —que muchos o pocos conocen— para crear su canción.

El tornamesismo debe considerarse más un arte que un talento de moda y debe mostrar más creatividad que pericia.

Selección del Marqués.