1.21.2010

La ninfa (Electrelane)



03 - The Valleys by El Marqués de la Narvarte

Después de un cuadro agudo de salmonelosis a los 22 años, y una que otra crisis estomacal menor, mi colon estuvo tranquilo por mucho tiempo. Su saludable estabilidad sólo era interrumpida por algunas esporádicas flatulencias. Sin embargo, las mismas fueron domesticadas a tal grado que hasta las personas más cercanas a mí desconocían esos silenciosos pecados. Llegué incluso a calcular distancias, tiempos y trayectorias de tal forma que gases e individuos nunca ocuparan el mismo espacio.

Lamentablemente lo que en mi interior se formaba no podía tener soluciones tan heterodoxas, debía someterme a tratamientos médicos, suprimir el cigarrillo, el café, el refresco, los alimentos grasosos, ¡el alcohol!… ¡Qué va! Divina juventud, que todo lo puedes, apóyame en este trance y libremos tan impúdica enfermedad.

Lo único que de saludable conservaba mi aparato digestivo era, paradójicamente, la puntualidad de los detritos: matutinos siempre y como propulsados por el cigarrillo de antes de la ducha. La vida se me facilitaba grandemente de esta manera. Sin el miedo de defecar en algún sitio horrible, sucio, sin papel, sin ello, pues, el día despuntaba como imaginamos que las almas comienzan sus días, agasajados por ángeles y serafines, justo en el paraíso. Pero… llegó ella.

04 - Birds by El Marqués de la Narvarte

Éramos un par de cobardes los que le apodamos la Ninfa, y creo que no hay mejor referencia de su belleza angélica, rasgos finos, ojos aceitunados, y la gracia de sus rizos castaños que eclipsan cualquier imagen sacra. La constante exposición a su presencia y la continua lasitud de mi compañero provocaron en mí la decisión de aproximarme a ella y preguntar su nombre.

El plan estaba conformado y lo repasé frente a mi sorprendido comparsa, a quien estas peripecias le parecen tan ajenas como imposibles: “Tons, llego y le digo ¿Tú estudias letras, no?”... Lo que seguía era tan natural, tan obvio que no merece ser referido en esta verídica crónica. Había aprendido sus horarios y sus rutas y por ahí andaba merodeando para propiciar un encuentro “fortuito”. Durante aquellos días de tanto plan y tanto nervio, el cigarrillo pre-higiénico dejó de funcionar.

Gone Under Sea by El Marqués de la Narvarte

Un buen día el “ocasional” cruce se estaba preparando. Aquella silueta era la de ella y su caminar me era inconfundible. “Ahora regresa” pensé al ver que se dirigía a la tienda. Pero no hube terminado este feliz proyecto mental cuando fui atacado por un dolor agudo. Ahora era tiempo, no de esperarla sino de correr al servicio más cercano y, en palabras de Cervantes: “hacer lo que otro no pudiera hacer por mí”. En bonito Sancho estaba convertido, urgido de una necesaria motivado por el temor a las aventuras caballerescas. Era un infiel al mundo de las doncellas y los alcázares, sólo merecía el limbo de la ignominia por mi carácter débil.

Días después, el encuentro se dio, la cosa no fue tan complicada y pronto la naturalidad se apoderó de mí como si dentro hubiera estado siempre. Su nombre y su cuenta de correo electrónico estaban en mi poder, así como la seguridad de que a la mañana siguiente todo sería como antes.

¡Oh, Sombra! by El Marqués de la Narvarte

Lo arriesgado tiene como principal ventaja que, en caso de tener un resultado negativo, puede calificarse como una estupidez predestinada al fracaso en vez de considerarse como un rotundo fiasco de la voluntad.

Así estaba escrito. La respuesta estaba justo en la bandeja de entrada con el amistoso y lacónico título de: “Hola”. El número telefónico aparecía además de algún agradecimiento por “los conceptos” que de ella expresaba y la promesa de sentarnos a tomar un café para platicar. ¡Dios, qué bien das a conocer tu existencia! ¡Destino, cómo proteges a los bienaventurados héroes! La cita quedó conformada y problema gástrico desminuido en extremo.

Aquel día clareó y la aurora se hacía acompañar de sus íntimas amigas: la esperanza, la juventud y la lozanía. Al salir de casa, convertido en una felicidad con piernas, miré desdeñoso la creación por considerar mil veces más hermosa a mi Ninfa que esperaría en el sito acordado. Pero, ¿qué sucedía, oh, malhadadas adversidades? El orden matutino no había cambiado y apenas tomé cuenta de ello; el retortijón reculaba haciendo necesarísimo volver a casa y retrasar el camino por unos minutos.

Me mesé los chinos, resignado, pero sonreí como ante el llamado de un viejo amigo.

Enter Laughing by El Marqués de la Narvarte

El anterior texto fue musicalizado por las Electrelane con rolas de su disco The Power Out

1.13.2010

Por la senda del bien



Warning!: Next post may be disturbing for some people, recommended discretion.



Al “Panther”, excamarada, nombrado un par de ocasiones por estos espacios, a quien entre sus locas aficiones le daba por la cantada con mariachi en fiestas familiares, alquilarse para matar puercos, destazarlos y convertirlos en carnitas, moronga y chicharrón, el mismo con el que iba a comprar discos en Hip 70, e ibamos a conciertos de rock, sí, a ese bato le heredé gran parte de mi acervo vinílico, a la vez que decidí matrimoniarme; pensé (torpe y tristemente) en aquel entonces, que mis días pacharrockeros estaban contados, pobre iluso.

Dentro del material donado, se fueron joyitas bluseras de algunos de los grandes masters del género y la armónica: “Sonny Boy” Williamson, “Little Walter” Jacobs, Junior Wells, Big Walter Horton, y otros de la talla. Además de “repapalotearle” a la creme, la mostaza, the grass, el café, el Panther le metía también a los sonidos bluseros, los cuales intentaba proyectar instrumento en mano (y trompa), cuando por las tardes le caíamos al cantón del “Balacho”, su primo, a la hora de los ensayos con su incipiente banda rockera, resultado: un frustrado aprendíz de batería y un modesto ejecutante de armónica con tintes mariacheros.

“Cae más pronto un hablador…”, al poco tiempo volví por la senda del bien, por la senda del R&R, del Blues. Pasados unos añejos y una vez conocidos los sonidos de aquellas glorias, estaba yo dispuesto a escuchar cosas nuevas, conocer otros bluseros. Dentro de esos “descubrimientos”, me encontré con tres tristes tipos tersos que trigaban trigo en… ya, ya, párale, ok, ok, decía, tres tipos blancos adictos al blues, la armónica, rockabilly, al boogie woogie.

"People playing blues in their own way, their own version", pregona un apasionado del instrumento en cuestión, Charlie Musselwhite, oriundo de Chicago, viejo lobo de mar en estos menesteres; llegó a mí por medio de un cassette pirata adquirido en remesa en el tianguis sabatino de Las Torres y La Viga.

Desde finales de los sesenta, Charlie, ya le daba al bisne de esta manera:

River hip Mama

If I should have bad luck

Another one. Leyenda viva del blues californiano, contemporáneo de Musselwhite. Solo en sus inicios, luego con su esposa y banda, The Mighty Flyers, Rod Piazza apareció en posterior paquete casetero, convirtiéndose también (para mí) en grata sorpresa.

Sírvase la nutrida concurrencia disfrutar un parcito de rolas de este maese.

Sinister Woman

Honey Bee Buzz

The last one. Aunque le dio por meterse tarde a los estudios de grabación, el franchute JJ (Jean Jacques) Milteau, otro grande de la armónica, cuenta igualmente con una buena trayectoria en el medio, a finales de los setenta y con más de una peseta de años a cuestas, decide por fin entrarle de lleno al asunto, empezando a recorrer toute la France al lado de Aznavour, Montand y otros paisanos suyos, para luego emprender camino blusero en solitario, además de darle por escribir textos con métodos para armónica.

Una probadita de su propio champurrado

Boogie mix

Before you accuse me

De vuelta a la realidad. Contábame en cierta ocasión el Panther, que emprendió un viaje a una isla encantadora a presenciar un encuentro de reggae, momento que aprovechó para darle duro y macizo a tremendo “material” que se produce por aquellos lares: ¡oh s!í, touch n’ roll a diez caídas sin límite de tiempo. A propósito de los fríos infernales, no sé bien si por tanto “quemarle las patas al chamuco”, si por los imecas, o por el efecto Pokemón, el caso es que al Pantera le dio recientemente por ser “hermano”, pachecón, pero ya es “hermano religioso”, y para completarle, navegar también en las inmensidades de los ritmos caribeños, ¡se siente Rastaman!

Una vez abandonados los afanes mariacheros, el blues y la armónica (¡cómo!), perdidos mis viniles, catafixiado el filetero y el cazo por sagradas escrituras y boinas multicolores, pero sin renunciar del todo a los placeres panterianos, la verdad es que no me sorprendería mucho saber después, que al Panther le da por orar chiiiidamente al son de “¡u-yo-yo-yo!, ¡u-yo-yo-yo!”, tsss tsss.

Nota de rigor: Los personajes de este post son el resultado de un mal viaje del PachaRocker (DR), sus alucinaciones se deben -en buena medida- a que el producto contenía más varas y cocos que materia prima.

Nota alterna: ¡Por la despenalización de la Negra Modelo!, ¡Patria libre y bicentenaria!

Nota pacheca: Este post no promueve la pachequez, recuerde: “todo con etsss… eeeso, naada, naaada, naaada…”.

Tres tristes tipos en un mp3. Bájenlo aquí


1.10.2010

Por ser italiano nació cantando...

Antes de siquiera pensar en formar mi propia discoteca, fungí varios años como ayudante en la formación de la discoteca de mi padre, don Richard Malone II. En nuestras expediciones a diversos tianguis de la ciudad, nos concentrábamos en la búsqueda de discos de música francesa, italiana y brasileña.

Incluso llegué al extremo de aprender algo de italiano, para mejor afrontar la empresa pendiente.

(Sí, era un adolescente muy intenso; me pregunto por qué no tenía muchos amigos.)

Ya he expuesto aquí hallazgos interesantes de tierras francesas y en esta ocasión quiero someter a su apreciable consideración otra parcela de música europea.

Adriano Celentano es uno de los grandes cantautores italianos del siglo XX (y todavía da lata en el XXI, con ondas ambientales medio apocalípticas), considerado por algunos como uno de los creadores del rock italiano. Célebre por canciones como “Il ragazzo della Via Gluck” o “Mondo in mi 7a”, tiene una fan de la línea dura en mi hermana, Lady Angie Malone. Por lo que a mí respecta, prefiero “Il tangaccio” o “Il mio amico James Bond”.

Adriano Celentano - Il Tangaccio by bullyboy85

Adriano Celentano - Il mio amico James Bond by bullyboy85

Edoardo Vianello quizá pase a la historia por la choteadísima “Guarda come dondolo”, tema principal de Il sorpasso (1962, dir. Dino Rissi); sin embargo, tiene otras canciones curiosas, como “Patatina” (interpretada en español por una de las máximas glorias nacionales: Chabelo) y “Tolon! Tolon!”:


Edoardo Vianello - patatina by bullyboy85

Edoardo Vianello - Tolon! Tolon! by bullyboy85

De Mina, la indiscutible dama de la canción italiana (aunque ella es ciudadana suiza), escuchemos la contagiosa “Prendi una matita”, seguida de “Folle banderuola”:


Mina - prendi una matita by bullyboy85

Mina - folle banderuola by bullyboy85

Si bien su disco 15 Grandi Succesi —el cual reune sus éxitos tempranos— es uno de mis favoritos, otras producciones de ella han recibido escasa atención de mi parte; la única excepción es “Parole, parole”, quizá su mayor éxito (en su interpretación con Lupo, pero que aquí les presento junto con el ya citado Adriano Celentano):



Según la contraportada del disco de The Modern Five, se trata de un “conjunto italiano que desde su iniciación [sic] ha recorrido el mundo llevando su contagiosa alegría y versatilidad. THE MODERN FIVE se ha presentado en los más famosos lugares del espectáculo mundial, como: El palladium de Londres [...], en Ed Sullivan Show de Estados Unidos, dos presentaciones en el famoso programa de Costa a Costa”. A pesar de tan notables logros, Los Modernos Cinco terminaron cantando en “El León Rojo” de Insurgentes, “un lugar diferente y exclusivo en la vida nocturna de México”. Oigamos a Maica, Adriana, Roberto, Adriano y Gianni interpretando la desmadrosa “Vengo anch’io” (cuya letra en parte es de Dario Fo):


The Modern Five - vengo anchio by bullyboy85

Si potrebbe andare tutti quanti allo zoo comunale. / Vengo anch'io. No, tu no. / Per vedere come stanno le bestie feroci / e gridare “aiuto, aiuto è scappato il leone”, / e vedere di nascosto l'effetto che fa.

Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Ma perché? Perché no!

Si potrebbe andare tutti quanti ora che è primavera. / Vengo anch'io. No, tu no. / Con la bella sottobraccio a parlare d'amore / e scoprire che va sempre a finire che piove / e vedere di nascosto l'effetto che fa.

Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Ma perché? Perché no!

Si potrebbe poi sperare tutti in un mondo migliore. / Vengo anch'io. No, tu no. / Dove ognuno, sì, e' già pronto a tagliarti una mano / un bel mondo sol con l'odio ma senza l'amore / e vedere di nascosto l'effetto che fa.

Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Ma perché? Perché no!

Si potrebbe andare tutti quanti al tuo funerale. / Vengo anch'io. No, tu no. / Per vedere se la gente poi piange davvero / e capire che per tutti è una cosa normale / e vedere di nascosto l'effetto che fa.

Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Vengo anch'io. No, tu no. / Ma perché? Perché no!


Ja ja ja, ¿acaso no es una canción graciosísima? Ahhhhhhh...*


Cuenta el Marqués que tuvo la oportunidad de conocer y tratar a Roberto Rodolfi gracias a un su amigo (el Gino), y dice que era un tipazo, un “chingón”; no tengo razón alguna para dudarlo. Por mi parte, recuerdo que hace unos años Adriano (¿o era Gianni?) participaba en un programa de radio en el cual ponían música italiana. Es de suponer que la época de El León Rojo llegó a su fin y que decidieron quedarse en México: ¿quién podría culparlos? Con The Modern Five, escuchen “La bambola”:


The modern five - la bambola by bullyboy85


Otro italiano que terminó su carrera en un tenebroso centro de espectáculos mejicano fue Gianni Ales; mi padre tiene el discutible honor de poseer lo que supongo es su discografía casi completa, la cual incluye interpretaciones en italiano (desde luego), en francés, en español y en inglés. De tan versátil intérprete escuchemos “Non andare scalza” y “Los pepinillos” (que está cantada en francés, lo sé. Caray, qué puntillosos...).


Gianni Ales - non andare scalza by bullyboy85

Gianni Ales - los pepinillos by bullyboy85

Dice la contraportada de Gianni Ales en México, “Gianni Ales: hombre y artista, de rostro firme y pelo entrecano, enmarca sus canciones que interpreta con su voz y sus ojos tristes. Por ser italiano nació cantando y los años duros de Europa le dieron ese sentimiento, esa forma de soñar en sus canciones, que hace suspirar y que llega a lo más profundo.”


Quiero terminar esta primera entrega de música italiana (sí, amenazo con una segunda parte) con una simpática rareza: Louis Armstrong cantando en italiano (¡!) en el festival de San Remo de 1968.


Louis Armstrong - mi va di cantare by bullyboy85

Eventualmente comencé a formar mi propia discoteca, pero más enfocada en el jazz, el easy-listening y rarezas en general, por lo que cuando me topaba con alguna reliquia italiana, la adquiría para acrecentar la colección de mi padre o la de mi hermana.


Mis conocimientos de italiano, que de por sí nunca fueron demasiado amplios, los he ido olvidando.


Así acaban las humanas glorias.


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* Traducción en el primer comentario.