12.29.2009

Los malévolos robots color de rosa contra Yoshimi


Yoshimi Battles the Pink Robots pt. 1 by El Marqués de la Narvarte

Por tener pelos en la lengua, cerilla en las orejotas y contestarle feo a sus jefecitas santas estos androides no tienen nombre propio. A todos se les pintó de ese color para humillarlos continua e irremediablemente y son una suerte de monstruos de peluche, titanes, con dos piernas que a su vez contienen las mismas articulaciones de un humano de “capacidades normales”, unos polifemos indie.

Los malévolos robots color de rosa se unieron para destruir la felicidad de la plebe de sentimientos puros. ¿Acaso existe eso? Preguntarán justamente, queridos amigos. Pues sí, a decir de la leyenda y si creemos que su existencia tiene algún fin justificable. Personalmente tengo mis reservas.

Estos robots tienen sentimientos, no se crean que no. Los tienen, pero disfrutan más haciendo padecer a los demás que buscando su propia felicidad, cosa que los liberaría del nefando color que ostentan y los dotaría de un corazón de a devis.

Por el otro lado está Yoshimi, la señorita cometa acaecida en forma de caricatura y con unos como satélites rondando por su cabeza. ¿Serán neuronas?, ¿pensamientos? Imposible determinarlo. Sólo conservamos el fresco que inicia este post.

A Yoshimi sería prudente dotarla de todas las cualidades femeninas tradicionales, entiéndase: ternura, belleza, diafanidad y un toque de picardía que se malinterpreta por varios especialistas como machorrismo. No, señores, no se trata de La Novia (The Bride) en Kill Bill. Yoshimi es cinta negra en karate, sí; está bien fuertota, sí. Pero no es Uma Thurman derramando estrogeno a cada escena, guácala.

Pues tal es la situación que los malévolos robots color de rosa se quieren chingar a la plebe valiéndose de sus puntos débiles que bien conocen como cábulas que son. Uno de ellos, cuyo nombre no conocemos, pide auxilio a esta portentosa dama. El grito de este mortal corresponde al del enamorado que clama por un poco de tranquilidad a su ansia de pendejo mortal. Del güey que ya no tiene pa’ dónde hacerse y recurre al regazo de la amada.

La batalla es inminente. Yoshimi tiene de su lado el karate y lo que podríamos calificar como la esperanza humana, pero los robots tienen de su lado los miedos, los escarceos propios de la debilidad que caracterizan al Homo Sapiens. Saben explotarlos.

Es iluso pensar que Yoshimi gane, lo que vale es la confianza de que un día, de librarse esa batalla, será posible.

Her name is Yoshimi
she's a black belt in karate
working for the city
she has to discipline her body

'Cause she knows that
it's demanding
to defeat those evil machines
I know she can beat them

Oh Yoshimi, they don't believe me
but you won't let those robots eat me
Yoshimi, they don't believe me
but you won't let those robots defeat me

Those evil-natured robots
they're programmed to destroy us
she's gotta be strong to fight them
so she's taking lots of vitamins

'Cause she knows that
it'd be tragic
if those evil robots win
I know she can beat them

(otra rola en la magna sección “Rolas sueltas” que está en la columna de la derecha, hasta arriba)

12.18.2009

¡Sooopas perico!

Cuando se daba la ocasión, convivir y conbeber con los cuates del trabajo, los de la extinta Oficina Federal de Hacienda, y ya con media estocada en el cuerpo por los estragos del clarasol, perdón, del Bacardí blanco con chesco, en pocos minutos, quienes lo ingerían, sufrían increíbles y espantosas mutaciones: unos se volvían “hombrecitos”, otros poetas y locos, algunos perdían la vista, la honra y hasta el nombre.

Del lado de los filósofos estaba Gerardo A., el Ger, vaya ejemplar, de aquellos que mientras atendía contribuyentes o soltaba una célebre al calor del bacacha, era capaz de introducir sin recato alguno su dedo índice a la naríz hurgando en sus fosas, ya fuere al momento de explicar el por qué de una multa, declaración o impuesto, o bien, a la hora de decir una dominguera como esta: “El hombre es una dicotomía existente”, ¡sooopas perico!, de que sonaba rimbombante, sonaba; pese a la insistencia por desentrañar semejante cosa, el Ger hacía mutis, se chutó la célebre sin mucho adentrarse en el tema, chiales.

¿Y qué tiene que ver eso con la navidá?, ¡porque sí hombre! Cayendo en cuenta, la vida está llena de lo mismo: bifurcaciones, exclusiones, vertientes, el mono y la mona, uno pa’llá, otro pa’cuyá, casos hay muchos; ahí tienen ustedes a Cuba –léase Cubita la bella-, vivo ejemplo, tierra maravillosa, capaz de producir (y expulsar) cristianos y músicos de enorme calibre.

Pa’llá. Israel López “Cachao”, compositor, formidable director, contrabajista, recientemente fallecido a los ochenta y nueve años de edad, vino a encontrar fama y reconocimiento, luego de un extenso trabajo musical -que incluye la atribuida autoría del mambo-, gracias al ojo y aguzado oído de Andy García y los Estefan, gente reconocida en el medio artístico asentada en Miami: “el otro lado cubano”. Tuve la fortuna de verlo “tocar” en vivo, a un costado del Zócalo en una de sus escasas presentaciones en tierra mexica, ejecutando joyitas de este talante:

Para deleite de la concurrencia:

Descarga Cachao

El son no ha muerto

Musicalizando a la Estefan

No hay mal que por bien no venga

Tiempo después, vi este video del maestro, lleno aún de talento, pero en condición de salud venida a menos, no pude evitar sentirme como aparece Andy García en cabina.

Del inolvidable Bola de Nieve:






Pa’cuyá. Buena Vista Social Club, tremendo bandón octogenario. Ensamble de músicos y cantantes añejos, rescatados en la isla por Ry Cooder del olvido colectivo, ha ya más de una década. Gente de la talla de “Compay Segundo”, Don Rubén González, Eliades Ochoa, Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Orlando “Cachaito” López (sobrino de “Cachao”), “Barbarito” Torres, bajo la dirección de Juan de Marcos, uff, “¡entren que todos caben!”.

Doblemente dichoso. En aquél boom del Buenavista, en el Salón 21, Polanco, al frente con Don Rubén González en el piano e Ibrahim Ferrer en la voz, una bella noche en compañía de la señora de Ragazziano, deleitándonos e intentando detener el reloj al compás de estos ritmos:

¡Ai’ namaa!

A toda Cuba le gusta

Don Rubén al piano, hermosa canción

Melodía del Río





No fue necesario el clásico “ootra, ootra”, el propio Don Rubén, cual niño caprichoso, pero de ochenta años y bastón, quería seguir rumbeando, dándole duro a las “descargas”, luego de una hora más, su casi hermano, Ibrahim, pudo convencerle de que la noche estaba muy avanzada y debía guardar energía “pa’ la noche de mañana, Lubencito ‘ta que alde”.

La última y nos vamos

Clasiqueando con Rubén

Sí, una isla, con encantos y desencantos, que se divide en dos, que pare expatriados y repatriados, “Cubanos de Miami”, “Cubanos de la Habana”, sones, danzones, mambos, guarachas, rumbas, descargas. Qué cerca estaba el mocozuelo del Ger (y a quien le fusiló la célebre), por mi parte, únicamente agregaría parafraseando: “Cuba, confluencia musical existente”, sin duda, por la calidad, la longevidad, el arte …por la eternidad. Ah qué Ger y sus dicotómicas fosas, ¡salucita de la buena!


¡Quema!, ¡quema!, ¡qué ...magnífica música!, bájense las selecciones.


Pa'allá

Pa'cuyá


12.15.2009

“Desde qué te perdí”. A propósito de Kevin Johansen



Hasta hace relativamente poco me consideraba un hombre enamoradizo. Sin embargo, un par de años atrás decidí cerrar la puerta y hacer una limpieza general. ¿Que si funciona? Por supuesto que no. Las cosas siguen igual de jodidas que cuando comenzaste. Tal vez no te veas expuesto a ridículos tales como rogarle a una chica o decirle que la amas en la primer cita, pero también te entregas de lleno a tu basura y lidias con ella.


En fin, hace tres años, cuando comencé mi última relación seria estaba obsesionado con Kevin Johansen, artista argentino de notable parecido con el otrora extremo izquierdo del América (la selección de Argentina y la Lazio de Italia) Claudio El piojo López.



Cumbiera intelectual by El Marqués de la Narvarte


"La cumbiera intelectual"




Conocí a este sujeto por esta canción. Confieso que al principio —como buen faldero— me enamoré de la idea. “Nah mames, una chica que acá… te hable de Jung y Freud”, pensaba como por inercia, por enamorarme de algo. Sobra decir que a la fecha la idea me causa cierta repulsión. Qué güeva que tú quieras besar a una chica y que salga con que “Virginia Wolf y sus amores”. ¡Qué horror! Sin embargo la rola es una aportación indiscutible al pop latino (¿se puede hablar de tal cosa sin reír? ¡El pop latino!) y un sencillo rebosante de frescura.


Naturalmente escuché esto por que un amigo lo puso. Tengo un prejuicio enorme por la música en español. Y en general cuando oigo “rock en español” tengo que ir urgentemente al baño para evacuar.


En fin, cuando escuché “La cumbiera…” no tenía ni idea de cómo descargar un disco, es más creo que no podía ni quemar uno (era muy pobre, sniff) y me conformé con el Sur o no sur, sin poder acceder a sus otros álbumes.


Del primer disco de Johansen, al cual no le presté mucha atención, rescato algunas cosas que ahora escucho muy de vez en cuando. La siguiente se las dedico a los miembros fundadores del Auditorio Ernesto Che Guevara:


“McGuevara’s o CheDonald’s”


Pero el disco que más me raya del Piojo Johansen es el City zen, mismo que sir Walter Jim Milton Malone tuvo a bien regalarme, mientras robaba 500 pesos de mi escritorio.


“La falla de san Andrés”


Es innegable que una de las cosas que más se extrañan de una relación es la convivencia, el jugueteo, las pláticas, las llegadas tarde, inventar pretextos, cabulear con los corajes del otro. Esto llega como una inevitable verdad cuando se pasa de la decisión de quedarse solo a no tener muchas otras opciones. Pero pus ahí anda uno de pendejo, ¿edá?


“Ni idea”


Dos rolas de Johansen marcaron mi educación sentimental. Esta que escuchamos pertenece a la parte ardilla de dicha formación. Una lista pormenorizada de lo que no soporto: “Siempre llama y siempre pide / siempre grita y siempre exige / su actitud no existe / y a cambio no da nada”. Y es que en esta sociedad en la que “machismo” es un insulto y “feminismo” una ideología, sólo un ardilla dice: “No tenés ni idea de la vida y del amor”.


“Desde que te perdí”


Esta otra es quizá una parodia de la primera, una burla al orgullo del despechado. Aquel que dice, a los cinco minutos del rompimiento: “Ya estoy bien”, “lo que pasó fue algo maravilloso por que ahora me siento libre” o cualquier otra patraña. Johansen dice: “”Desde que te perdí / la vida me sonríe sin cesar / tengo trabajo y mucha estabilidad / y hasta he trepado en la escala social”. Hace falta aceptar la derrota, todo jodido y triste; Kevin lo hace: “Desde que te perdí / ya no tengo ganas de nada”.


Tons les decía que decidí cerrar la puerta, pero ahora pienso que no hay nada que guardar detrás de ella y si lo hubiera tampoco existe necesidad de andarlo cuidando. Como dijo el gran filósofo Medoymistocles: “Para de mamar”.


Selección del Marqués con éstas y más rolas

12.02.2009

Santo y Jim Dandy vs. La (mala) Influenza del Nuevo Milenio

“Hay hombres que luchan un día y son buenos,
hay hombres que luchan un año y son mejores,
hay quienes luchan muchos años y son muy buenos,
pero los hay quienes luchan todos los domingos,
esos son los chidos…”


Ídolos. “INTERMEDIO”, se encienden las luces, todo mundo a moverse de su asiento, a comprar palomitas de maíz, un refresco, helado o chocolates, los más, a las “luchitas” debajo de la pantalla cinematográfica, la del “Panchito Villa”, del “Fausto Vega”, “Emiliano Zapata”, del “Minerva”; en ese intervalo, un alto porcentaje de la chiquillada prefería ser Santo El Enmascarado de Plata, incluso, por encima de Blue Demon, Tinieblas, Mil Máscaras o El Huracán Ramírez, pero eso sí, a como diera lugar, todos, los chamacos claro, amos y maestros de la “nelson”, la “quebradora”, la “tapatía”, la “huracarrana”: unos vs. unos, unos vs. otros, otros vs. otros, todos vs. todos, y …“¡ora escuincles cabrones, bájensen deai’ que ya sigue la película!”. Raspones, luxaciones, moretones, chipotes, se contaban al por mayor, padres y hermanos mayores recogiendo niños que unos minutos antes hacían machincuepas, que caían a la alfombra del cine como gatos de feria de un lado a otro al pie de la pantalla, la idea era emular a los héroes, darle en su madre a las Momias de Guanajuato, a las vampiresas voluptuosas, zombies, a los alienígenas malosos, encarnados en cuerpos pubertos.

Héroes. Fue en la misma época que llegó el “Fabuloso Circo Oriente” a mi colonia, instalado por una larga temporada, presentaba, dentro de sus grandes atracciones circenses a “Ruley y su hamaca india”, que no era otra cosa mas que un tipo a la Aladino y su famosa lámpara, trepado en lo alto en una cuerda de algodón entretejida, haciendo suertes en las alturas para entretener al respetable, entre ese “respetable”, obvio, me encontraba yo con la babita escurriéndome. Ruley (y su temeraria hamaca) se convirtió en uno de mis primeros héroes de carne y hueso, aparte del Santoss, por supuesto, llegó a tal grado el encanto, que pedí chamba de asistente para ayudar al sorprendente acróbata, la faena consistía en detener la cuerda para su ascenso en escuadra, y luego, mecer a Ruley sentado en la hamaca casi a ras de lona y reflectores, para luego empezar sus aeroacrobacias; de la recompensa ni pregunten, nada que se compare al interactuar con tu ídolo, fue un deleite.

Incógnita. No lo sé bien, sería cuestión de averiguarlo, por mucho tiempo ha llamado mi atención saber, por analogía (y antropología), cómo la pasaban de morritos los gringos, ¿tendrían héroes como nosotros?, ¿jugarían a lo mismo?, digo, porque aparte de creerse Superman, Hulk, Linterna Verde, Batman, o su inseparable joven maravilla, por cierto, luego les platico de una chava que en la prepa le decían la Chica Maravilla, ejem ejem PachaRocker (DR), ¿sí diga?, ah ya, bueno, decía, ¿por qué la duda esta que me asalta?, porque no creo que a esos batos les diera por aventarse de la tercer cuerda, o siquiera aplicar la “china”, jugar trompo, balero o tacón, mmm, para nada. Todo indica que esos chavos le tiraban a otras ondas en su niñez, sí, ustedes saben, lanzar cohetones, jugar al francotirador, al KKK, invadir territorios, extorsionadores del kinder, ser baby Bush, a las guerritas, etcétera.
Déjà vu. El caso del Axel Rose (exGuns & Roses) debe ser de excepción, estoy casi cierto de que él si tuvo su american hero de a deveras, no de comics, su adoración por Jim Dandy del Black Oak Arkansas (BOA) es evidente -aunque David Lee Roth se apunte-, segurito que el Axel decidió entrarle a esto del chow bisnes gracias a la influencia del líder de la legendaria banda setentera de matudos; y es que no me explico de qué otra manera podía ser, el look, algunas contorsiones, y los berridos que el Rose nos ofrecía (mas no deleitaba), en un altísimo porcentaje provenían de la escuela Dandy.


R&Rollin’. BOA hizo lo suyo cuando le tocó turno, bajaron de las rocosas montañas de Arkansas, para contagiar a las masas con su inconfundible hard rock sureño, fieles a su imagen rebeldona, recorrieron el mapamundi con la misma actitud, sin poses ni pretensiones de rockstar. En ese peregrinar, en el ochenta, visitaron Mexicalpan de las Tunas, abriendo en el Estadio Ciudad de los Deportes (actualmente Estadio Azul) junto a los Dug-Dug’s para Deep Purple, o lo que parecía Deep Purple; por supuesto, después del clásico portazo, teníamos que estar ahí para presenciar la tremenda descarga que producían cuatro liras, una bataca y un singular cantante con rasgos hiperquinéticos.


Matudos Sureños
Hey Ya_ll


El papá del Axel
Jim Dandy



MN vs. USD. No sólo en materia de ídolos o héroes, he dicho siempre, la diferencia no radica tanto en la cultura, la diferencia la hace el billete (además de unos cuantos ceros y el color), y es un hecho también, nunca hubo buenas segundas partes, ¿o no Axel?, además, porque mientras en estas míseras tierras del Señor (Calderón) uno también sueña a ser una especie de “Solín Acrobático”, “El Grandioso Chichicuilote Vengador de la Cuadra”, un “Extraordinario Charly Salinas”, “El Increíble Zarampagüilo Justiciero de la Nación”, un “Sempiterno Juanito”, o “El Santoss”, y no pasamos del intento, aquellos weyes le tiran a lo grande: son, los “Man in Black in the White House”, un “Schwarzenegger in L.A.”, los “Charles Manson”, los “G.I. Joe’s Force”, un “Jacko & Mr Hyde”, o de plano, los “Jim Dandy to the rescue”, ¡quéseso!
...y para seguirle al R&Rolito setentero Lord Have Mercy On My Soul


Uncle Elijah


When Electricity Came to Arkansas








¡Nachoooou!


Nota: PachaRocker (DR) recomienda a la chiquillada no lanzarse desde la tercer cuerda sin antes consultar un especialista, la Triple A no es opción. Chicos Teletón, abstenerse.

11.23.2009

Sampleos




¿Han visto Planet Terror de Robert Rodríguez? Bueno, pus la nenorra que tiene una pierna de metralleta (misma que se dispara con la mente) enumera a lo largo de la película varios de sus talentos inútiles, comenzando por el de manejar el arte de bailar en el tubo.

Bueno pues, uno de mis talentos inútiles es el de detectar sampleos. ¿Que qué es eso de sampleo? Está bien dedicaré un parrafito que luego será corregido y aumentado por algún visitante que confunda este espacio lúdico y vivencial con Wikipedia.

Aproximadamente en 1979, John Walter Sample descubrió que no siempre los rayones en la superficie del vinilo son terribles tragedias. A veces son milagrosos accidentes. La leyenda dice que mister Sample se sorprendió a sí mismo haciendo unos gestos raperos
avant la lettre cuando escuchó esto tan, pero tan famoso (claro, sin el intro, ni las rimas):

It takes two – Bob Base & Ez Rock

En realidad estaba escuchando esto, mmmm… déjenme ver… en el minuto uno con 21 segundos hasta el 1,24.

Think (About it) – Lyn Collins

Así es, tres segundos cambiaron la vida de este hombre radicado en Nueva Vinyl, Los Ángeles. J. W. Sample era, contra lo que pueden pensar, un chico blanco, de tacuche, con cabello envaselinado. Y el arte de cortar segmentos de rola y colocarlos donde mejor le parezca al dejota llamose, en memoria de este ilustre y muchas veces olvidado personaje: Sampleo. Un homenaje, pues, a John Walter Sample, descubridor por antonomasia, padre del beat, abuelo del hip hop y prócer del minimalismo secuencial o la sinécdoque regeneradora (wwwóooourale, che Marqués).



Ya entendieron de qué se trata: cachitos de rolas puestos una y otra vez. Pues eso que parece (y es) tan simple me resulta fascinante. No el hecho de que se repita un ruido (cosa que me convertiría en un pendejo); ¡No, señor! Me gusta el hallazgo, el ruido novedoso, el fragmento que hace un nuevo ritmo o que encaja perfectamente en una melodía.

Varias veces he descubierto tonadas familiares dentro de alguna canción y ahí ando pensando: “¿Qué rola es? ¡¿Qué rola es?! ¡¡¿Qué rola es, chingada madre?!!”. Es una compulsión. Digo… tampoco me ocurre muy seguido, no conozco tantas canciones, como para decir que soy un vergas en el asunto, pero pus luego me pasa y lo disfruto mucho.

¿Que eso a ustedes qué les importa? Bueno, no sé. ¡Ya, perdón!

Esta clase de rarezas me han costado varias de las caras de “Ah qué güeva me das” que he recibido por parte del género femenino. De hecho no recuerdo más que un ejemplo en que pude ver un brillo en los ojos, similar al que —supongo— despiden mis lentes de contacto al encontrar una de estas coincidencias y gritar: ¡Síciertooooo es la rola _____ de ______!

En fin, poco más que decir, sino confesar que en la mayoría de los casos disfruto ambas versiones de igual forma. Claro que existen sus excepciones, para las cuales hay una sección aparte: buena rola original y un pésimo sampleo. Casos éstos en los que dices: “Ah qué poca madre, qué le hicieron a mi rola”.

Escuchen y comparen y comparen. (Se puede pausar y adelantar en el casetito ese)


Una de las primeras rolas que escuché asiduamente (la de Portishead) y mucho después conocí la rola original, luego de una profunda búsqueda:

Issac Hayes - Ike's Rap II

Portishead - Glory Box
Tricky - Hell is round the corner


Una de mis bandas favoritas y una de mis rolas preferidas (Jurassic five y “No time for jokes”) encuentran acomodo en una sola rola, de los desconocidísimos Pleasure Web:

Music Man Pt 2 - Pleasure Web

No time for joyes – Percce P (Feat Chali 2na)
Jayou – Jurassic five

Un ejemplo latinoamericano con los chilenos de Makiza:

Light My Fire - Shirley Bassey
En paro - Makiza

Excelente soul de Quincy Jones, obra maestra hecha pedazos:

Summer In The City - Quincy Jones
Passing Me By - The Pharcyde


Uno de mis descubrimientos más queridos, ¡el Príncipe del Rap está en la casa!

Love Hangover - Ike and Tina Turner (lo que se usa para samplearse comienza en el minuto 2,44)
Freaking it - Will Smith

Que Herbie Hancock no hizo nada más que “Rock it” (me lo han dicho, no es mamada) pues ahí tienen, putos (los que dicen eso, ustedes no).

Cantaloupe Island – Herbie Hancock
Cantaloop - US3

¡Uf! Súper Dimitri from Paris:

Expansions - Lonnie Liston Smith
Talkin' All that jazz - Dimitri from paris

Ahí, el sombra, haciendo lo propio:

People Make The World Go Round - The Stylistics
Shawn Lake - Dj shadow / Blackalicious

Pero, como siempre, el Químico del Corte llega y le da en su madre con esta rola de Natalio Reyes Colás:

Day in, day out – Nat King Cole
Day in, day out – Cut Chemist

Aquí sí se pasaron de verga los pinches nacos de Massive, pasan a desgraciar esta que considero la mejor rola de su género:

Be Thankful For What You Got - William DeVaughn
Be Thankful For What You Got - Massive Attack

Finalmente y para despedirme, Lo mejor de Massive attack y lo inusitado de estos güeyes que conocí hace un par de días.

Sneakin' In The Back - Tom Scott & The LA Express

Blue Lines - Massive attack

11.19.2009

¡Tira ya del gatillo, imbécil!

Llegará el momento. Todos vamos pa’lla, claro, el asunto es cuándo, cómo y dónde. Me di cuenta hace poco que me va a cargar el payaso, que me voy a petatear, porque se me han venido de pronto un montón de recuerdos, bueno, pensaba cómo sería.
Hay quienes aseguran que al estar a punto de irse de este planeta súbitamente y sin boleto de regreso, pasa frente a uno toda la película, en Beta, DVD, HD, Technicolor, Blue Ray, o el formato que sea, pero se ve completita, mmm, no sé, todo es tan rápido que apenas si tienes tiempo de recordar gran cosa, el frío que te recorre la espina dorsal bífida (como la mía) es cabrón, se te encoge el miringo, se te acalambra el escafoides, como que se te descuajaringa el esternocleidomastoideo, parece que un mapache se te resbala por la espalda, tragas saliva como náufrago, sientes la cabeza como puercoespín, pelas los ojos a todo lo que dan, ves la foto, y ya: venga lo que venga.
Me hierve el buche con el típico cliché gabacho, séase en libros, en películas o en otro medio, el personaje central dándose el lujo de dialogar con su interlocutor-ejecutor: “…nunca pensaste que tus días acabarían así, ¿verdad bastardo?”, “es inútil, nunca lo entenderías, ¡tira ya del gatillo , imbécil! …”, o cualquier otra jalada que hayan ustedes visto o leído. En la vida real, puede que el asunto difiera “uuun poquito”; una vez que pasó el episodio, ahí sí pa’ que veas, una a una, muchas imágenes, con el corazón a full, palpitante, tratando de respirar hondo y que baje el ritmo bacardiaco, te cambias el Pampers y… uff, ¡la libré!, si es que atinas a hablar. Personas, cosas, situaciones, de todo un poco en el desfile.
Aunque, viéndolo bien -con calmita y nos la amanecemos-, no es que esté deseando o afirmando que me voy a Morelia en fa, sino que de ver tantos flashbacks recientes en mi cabeza y de verme invadido de una espantosa y perezosa melancolía, de esa nostalgia que nos habla de lo que ya marchó, de lo que fue, de lo que ya no volverá a ser, incluso del futuro tan egoísta, que no da chance a ver, digo, ‘pos me dio por revisar mi cuaderno.
Ya encarrerado, pienso también en los que se adelantaron, en los cercanos, en los lejanos, en los ni tan lejanos ni tan cercanos, sino todo lo contrario, diría el político. Álbumes con fotografías borrosas que nunca llegaron a tomarse, Néstor, por ejemplo, a sus siete abriles en una calle de la polvorienta Santa Cruz Meyehualco, sujetándome las manos por mi espalda y diciéndome: “uno, dos, tres, ¿te rindes?, para luego pasar su brazo sobre mi hombro, echar a andar, darme un jab cortito en el estómago, y sonreírme como Topo Gigio, sí, así como lo llamábamos en casa.
La imagen de Don Panchito también, a sus setenta y tantos otoños, atendía las jocosas voces que llegaban a los vestidores para hombres del Deportivo de Hacienda a su cargo, que conforme iban entrando gritaban, respondiendo y preguntando de inmediato para sí y para deleite de toda la porra: ¡Panchitooo!, ¡güeeey!, ¿quién fue el güey Panchito?, y Panchito sólo atinaba a reir y señalar con su índice al primer cristiano que asomara la cabeza entre los lockers.
De igual forma, Lalo Limón corriendo exhausto junto al Ragazziano en pleno kilómetro quince del Medio Maratón de Coatzacoalcos, qué calor, ya no aguanto, voy a “reventar”, nada, no te detengas, aunque sea trotando, pero llegamos, ¿seguro?, ¿no te adelantas?, no’mbre, toma, suero y un dulce, ¿va?, sí, sí la hacemos.
Decidí guardar el View-Master, y olvidarme de tantas patrañas que la vida te pone antes de colgar el tacuche. Lo que sé de verdad es que, el que (se) muere, desgraciadamente ya no cuenta en el mundo de los vivos, sólo los llamamos para recordarles de vez en vez y olvidarles la mayor parte del tiempo; los que quedamos en este mundo, estamos pa’l desmadre y pa’ jodernos unos a otros en su más amplia, desmadrosa y jodida expresión, porque así como va el asunto, no lo veo de otra forma, bueno, al menos que aparezcan con más frecuencia gente como El Jaibo y Llorca, entre otros.
Una de esas tardes recientes en las que pretendía yo apantallar al Jaibo, con material variado, que si Piazzolla, que si el funk, que si la Disco, y pa’ pronto, con una diplomacia que todavía no atraviesa mi esófago, casi como mandándome a Timbuctú o Mengambronia con todo y mis tiliches, El Jaibo me muestra la lap, terminando de bajar un disco de la web, listo, le pusha a la cosa esa, y se escucha esto:
The novel sound

Seguido de:
True to me

My precius thing

De otro disco:
Insatiable

De la lista personal llorquiana:
All we ever have

Veeen, ya lo decía yo, esto me ha sucedido en otras ocasiones, estaba alucinando barato (como es costumbre), no estoy pensando en pelarme de casquete corto todavía, únicamente esperaba el click, el pretexto para estar de vuelta –y de qué manera, caramba-; ahora sí, me apresto a revivir con la música de este prodigioso sampleador de la France, nomás pa’ contradecir al Marqués y a mí mismo, porque, ciertamente algo huele mal en esta vida, pero no vamos a negarlo, hay aromas que te devuelven la fe …y te salvan “por un pelito”.




Colgando el tacuche



Petateándose



A Morelia